Saludos amigos,
hoy les muestro este libro
referente a la renovación del mensaje de Dios en este día,
por la Dispensación la Gloria de Dios: Bahá'u'lláh.
EL ALBA
DE
UNA
NUEVA ERA
© ASAMBLEA
ESPIRITUAL DE LOS BAHÁ'ÍS DE ARGENTINA
Publicado por:
EDITORIAL BAHÁ'Í
INDOAMERICANO
Buenos Aires,
Argentina
NUEVE
PRUEBAS POR LAS CUALES
SE RECONOCERÁ AL
GRAN MAESTRO
1.
El Gran Maestro ha de ser el Educador del
género humano.
2.
Sus Enseñanzas deberán ser universales, y
llevarán la luz a la mente del género humano.
3.
Sus Conocimientos deberán ser innatos y espontáneos
y no adquiridos.
4.
Deberá contestar a todas las preguntas de
los sabios; sabrá resolver los arduos problemas de la humanidad; y podrá
soportar las persecuciones y sufrimientos de que sea víctima.
5.
Deber llevar la alegría a todas partes y
proclamar el Reino de la felicidad.
6.
Sus Conocimientos deberán ser ilimitados y
Su Sabiduría comprendida por todos.
7.
La intención de Su Palabra y la fuerza de
Su influencia deberán ser tan grandes como para humillar a Sus peores enemigos.
8.
No deberá ser abatido por amarguras ni
tribulaciones. Su fortaleza y convicciones pondrán de manifiesto Su esencia
viva.
9.
Deberá ser el Fundador de la civilización;
Él que unificará las religiones; el Portaestandarte de la Paz Universal y la Personificación
de todas las más puras y nobles virtudes del género humano.
“Cuando
veas que en cualquier templo se cumplen estas condiciones, vuélvete a Él para
que sea tu luz y guía”.
'Abdu'l-Bahá
EL ALBA DE UNA NUEVA ERA
“Y yo Juan vi la Santa Ciudad, la
Nueva Jerusalén, descender del Cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada
para su marido.
Y oí una gran Voz del Cielo que
decía: He aquí el Tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y
ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los
ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor,
porque las primeras cosas pasaron”.
Apocalipsis
21:3,4
“Éste es un nuevo período del poder
humano. Los horizontes del mundo están iluminados y, llegará a ser, en verdad,
como un jardín y paraíso. Es ésta la hora de la unión de los hombres, la unión
de todas las razas de todas las clases.
El don otorgado por Dios a esta
época adelantada es, el conocimiento que se tiene ya, de la unión fundamental
de las religiones. Cesarán las guerras entre las naciones y por Voluntad de
Dios reinará la más completa paz; el mundo parecerá un nuevo mundo, y los
hombres vivirán todos como hermanos.
¡Oh bienamados del Señor! Esta
Revelación no permite en manera alguna los conflictos y pugnas. El agresor
pierde la gracia de Dios. Todos están obligados a tener el más grande amor por
su prójimo, a observar una conducta irreprochable, a tener por todos los
pueblos y castas de la tierra la más sincera benevolencia, ya sean ellos amigos
o extraños. El espíritu de amor y benevolencia debe ser tan intenso que, al
desconocido debe tratársele como amigo y al enemigo como a un verdadero
hermano, pues no debe haber diferencia alguna entre ellos…
Porque de Dios es la universalidad
y las limitaciones pertenecen al hombre”.
Palabras de 'Abdu'l-Bahá
LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES BAHÁ'ÍS
Tomadas de
la palabras de 'Abdu'l-Bahá
Estos
principios fueron establecidos hace más de cien años[1]
por Bahá'u'lláh, y se encuentran en Sus Escritos publicados en aquella época:
1.
La unidad del género humano.
2.
Investigación independiente de la verdad.
3.
La base de todas las religiones es una.
4.
La religión debe ser la causa de unión
entre los hombres.
5.
La religión debe estar en acuerdo con la
ciencia y la razón.
6.
La igualdad de derechos y privilegios para
los hombres y mujeres.
7.
Abolición de todos los prejuicios.
8.
Paz universal.
9.
Educación universal obligatoria.
10.Resolución
espiritual de los problemas económicos.
11.Un idioma
universal
12.Un tribunal
internacional de justicia.
*********
1.
La unidad
del género humano
Bahá'u'lláh (la Gloria de Dios, el
Mensajero de Dios para la época actual) se dirige a la humanidad en estos
términos: “Sois hojas de un mismo árbol y frutos de un mismo huerto”.
Esto es, el mundo de la existencia es como un árbol, las naciones y los pueblos
son las ramas y los seres humanos son semejantes a las flores y frutos de ese
árbol. A diferencia de los antiguos libros santos y epístolas, que dividían a
la raza humana en dos partes, una denominada “El pueblo de las Escrituras” o el
“Árbol Puro”, gozando de la protección del Creador; y la otra, llamada “El
Árbol Maldito”, irreligiosa e infiel, expuesta a la ira del Supremo Hacedor,
Bahá'u'lláh proclamó la unidad del género humano, cobijando a todos los seres
con el manto de la divina generosidad.
2. Investigación independiente de la verdad
Los hombres no deben seguir
ciegamente las huellas de sus padres y antepasados. No, cada uno debe ver con
sus propios ojos; oír con sus propios oídos y buscar la verdad con el propósito
de encontrarla; si la religión de nuestros progenitores se basaba en la ciega
imitación, ahora, en cambio, tenemos el deber de investigar la verdad.
3.
La base de
todas las religiones es una
La base fundamental de todos los
preceptos divinos es una realidad. Tiene que ser una única realidad, porque la
realidad es una, y no múltiple. Por lo tanto, la base de todas las religiones
es una. Sin embargo, podemos observar que han aparecido ciertas formas, ciertas
imitaciones de formas y rituales, pero ellas son heréticas, no son esenciales,
porque difieren entre sí; de allí sean motivo de diferencias entre las
religiones. Pero, si prescindimos de estas limitaciones y buscamos la realidad
en los cimientos, estaremos de acuerdo, porque la religión es una y no
múltiple.
4.
La
religión debe ser la causa de unión entre los hombres
Toda la religión es el más grande
resplandor divino; el origen de la vida entre los hombres; la causa del honor
de la humanidad y la fuente de la vida eterna para el género humano. La
religión es extraña a las enemistades y oídos; como también lo es las tiranías
e injurias. Si la religión fuera la causa de las enemistades y rencores, si se
probara que es el motivo de la discordia entre los hombres, sería preferible
que no existiera. Porque ella y los principios que la integran, obran a manera
de un proceso curativo. Y, ¿cuál es el fin que se persigue por medio de ese
proceso? Curar y sanar. Pero si el resultado fuera un mero diagnóstico y una
discusión de síntomas, sería preferible interrumpir el proceso. En este
sentido, prescindir de las religiones sería un paso en beneficio de la unidad.
5.
La
religión debe estar de acuerdo con la ciencia y la razón
La religión debe estar de acuerdo
con la razón, como debe estar en perfecto acuerdo con la ciencia, de manera que
ésta pueda aprobar a la religión, y la religión justificar a la ciencia. Ambas
deben verdaderamente formar una entidad indisoluble. Hasta hoy los hombres se
han acostumbrado a aceptar ciertos dogmas porque llevan el nombre de religión,
aunque no estén de acuerdo con la razón humana.
6.
La
igualdad de derechos y privilegios para los hombres y las mujeres
Este principio es particular a las
Enseñanzas de Bahá'u'lláh, pues los sistemas religiosos anteriores colocaban al
hombre en una esfera superior a la de la mujer. Tanto las hijas como los hijos
deben tener el mismo grado de instrucción y la misma educación. La igualdad y
unificación de los estudios contribuirán, a no dudarlo, a la unificación del
género humano.
7.
Abolición
de todos los prejuicios
Es un principio establecido, que
todos los Profetas enviados por Dios, han vendo a la tierra con la Misión de
unir a los hombres, y no a separarlos; a poner en práctica la ley del amor,
pero nunca a sembrar la discordia entre ellos. Debemos por lo tanto, prescindir
de todos esos prejuicios, a saber: los prejuicios de razas, los de
nacionalidades, los religiosos y políticos… Debemos ser la causa de la unión
del género humano.
8.
La paz
universal
Debemos haber paz entre todas las
naciones y todos los hombres. Debe haber paz universal entre todos los
gobiernos, todas las religiones, todas las razas y todos los habitantes de la
tierra… La paz universal es hoy el problema más importante del mundo. La
realización de ese principio es el principal anhelo de esta época.
9.
Educación
universal obligatoria
Todo
ser humano debe recibir los beneficios de la instrucción y educación. La
universalidad de esta instrucción y educación es una de las grandes necesidades
que tiene que llenar la religión.
Todos los niños y niñas deben ser
educados de manera que no quede ni un solo individuo sin educación. En caso de
incapacidad de los padres por razones de enfermedad, muerte, etc., es de
incumbencia del Estado educar al niño. Además de esta educación, se debe
enseñar a cada niño una profesión y oficio, con el objeto de que cada miembro
del cuerpo social sea capacitado para ganar su sustento y al mismo tiempo
servir a la comunidad. Todo trabajo hecho con espíritu de servicio equivale a
adoración a Dios.
10.Resolución
espiritual de los problemas económicos
Aunque ninguno de los libros de los
Profetas trata del problema económico, éste ha sido enteramente resuelto por
las Enseñanzas de Bahá'u'lláh… Se han revelado ciertas reglas por medio de las
cuales será posible lograr el bienestar de la humanidad. Y, así como el rico
goza de comodidades y lujos, el pobre debe tener un hogar, el diario sustento
asegurado y no hallarse en necesidades… Y mientras esto no sea una realidad, la
felicidad es imposible. Todos somos iguales en el amor de Dios; los derechos
son los mismos y no hay diferencia alguna entre las almas; todas están amparadas
por la justicia de Dios.
11.Un
idioma universal
Debe adoptarse una lengua
internacional auxiliar, para ser enseñada en todas las escuelas y academias del
mundo. Una comisión designada por representantes de cada país, escogerá un
idioma apropiado como medio de comunicación internacional; tal idioma se
enseñará en todas las escuelas de la tierra, de manera que cada persona sólo
necesitará dos idiomas, el materno y el internacional o auxiliar, y todos
poseerán ese idioma auxiliar.
12.Un
tribunal internacional de justicia
Debe
establecerse un tribunal internacional bajo el poder de Dios y la protección de
todos los hombres. Las decisiones y fallos de ese tribunal, serían obedecidas
por todos con el objeto de solucionar satisfactoriamente las dificultades de
cada nación. Hace más o menos cien años[2]
que Bahá'u'lláh ordenó a todos los pueblos establecer la paz universal e hizo
un llamado a todas las naciones para que tomaran parte en el “Divino
Banquete del Arbitraje Universal”, de modo que los asuntos de
fronteras, el honor y soberanía nacionales, pudieran ser resueltos por una
Corte de Justicia.
Recuérdese que estos principios
fueron proclamados hace más de cien años. En ese entonces, nadie hablaba de paz
universal, como tampoco de ninguno de estos principios; más aun, sólo
Bahá'u'lláh los proclamó ante todos los soberanos de la tierra… Ellos
constituyen la exteriorización del espíritu de esta época, la luz de este tiempo,
y el bienestar de esta era.
LA
REVELACIÓN BAHÁ'Í
“La Revelación bahá'í es en sí el
espíritu de esta época. Es el resumen de los más grandes ideales de este siglo.
La Causa bahá'í es la síntesis de las enseñanzas de todas las religiones y
sociedades. En ella se encuentran los más altos propósitos morales de los
cristianos, judíos, budistas, musulmanes, parsis, franco-masones,
espiritualistas, este., etc. Los socialistas y filósofos hallan en esta
Revelación sus teorías completamente desarrolladas. El Mensaje bahá'í es un
llamado a la unión de las religiones, y no una invitación a una nueva religión,
por lo que tampoco es un nuevo sendero abierto a la inmortalidad. ¡Dios no lo
quiera! Es el mismo y antiguo camino, despejado de los caprichos de la imaginación
y de las supersticiones de los hombres; limpio de las ruinas dejadas por las contiendas
y mala inteligencia entre ellos; camino que es hoy una ancha vía radiante para
aquellos que buscan llenos de sinceridad, entran en ella convencidos y
comprenden que la Palabra de Dios es una, aunque sean muchos los predicadores”.
Palabras
de 'Abdu'l-Bahá
BREVE RESEÑA HISTÓRICA
Hace 166[3]
años, cuando el Oriente como el Occidente luchaban por salir de las tinieblas
del materialismo y de la incredulidad, la Causa Bahá'í surgió con la promesa de
una nueva era.
El 23 de mayo de 1844, un radiante
joven persa, conocido con el nombre el Báb (en persa, La Puerta) hacía
ostensible Su Misión anunciando la venida de un Maestro poderoso que daría
nueva vida a las almas, iluminaría la comprensión, unificaría la conciencia
humana y reformaría las costumbres de la humanidad. Luego de seis años de
ardiente y perseverante enseñanza, debido a la cual el mundo musulmán fue
dividido en dos, el Báb fue víctima de la persecución fanática, siendo
públicamente martirizado en Tabríz, el 9 de 1850.
Sobre esta preparación inicial
levantó Bahá'u'lláh (en persa, La Gloria de Dios) los cimientos de la Causa,
cuyos principios universales de regeneración individual y social fueron
revelados en circunstancias de la más cruel opresión, sin igual en los anales
de la religión.
Bahá'u'lláh dio a conocer la Buena
Nueva a los pueblos de Occidente y Oriente, diciéndoles que el Espíritu Santo
había venido una vez más a reanimar a la humanidad en sus horas de miseria; que
había comenzado una nueva y más grande Época: la de confraternidad, paz y
conocimiento de Dios. Llamó a todos los pueblos a participar de los principios
espirituales revelados a través de Él.
Cuando la fuerza implacable de la
reacción se reunió en Su contra, Bahá'u'lláh y el pequeño grupo de leales
discípulos fueron encarcelados en Tihrán, privados de sus propiedades y
derechos, desterrados a Baghdád, luego a Constantinopla, posteriormente a
Adrianópolis, y por último, como supremo castigo, fueron condenados en 1868 a
prisión perpetua en los desolados cuarteles de 'Akká, una penitenciaria turca
al pie del Monte Carmelo, en Tierra Santa.
Desde su infancia, el hijo mayor de
Bahá'u'lláh, llamado 'Abdu'l-Bahá (en idioma persa, el Siervo de Dios),
compartió con gusto todas las penalidades del riguroso cautiverio. Estuvo
encarcelado durante cuarenta años en 'Akká, hasta que el régimen humanitario de
los jóvenes turcos lo liberó en 1908.
Bahá'u'lláh murió en 1892. Desde
entonces hasta su ascensión en 1921, 'Abdu'l-Bahá sirvió a la Causa como jefe instituido
e intérprete de las Enseñanzas, y por su devoción incomparable, la pureza de su
vida, su esfuerzo incansable e inagotable sabiduría, lentamente, pero con
firmeza, penetraba el Mensaje a través de todo el mundo.
Los principios de Bahá'u'lláh son
los soplos de vida del Espíritu Santo que crean de nuevo a los hombres. En la
actualidad brindan el sustento a la unidad de los bahá'ís y a la integridad de
los ideales de Bahá'u'lláh, a Su Orden Administrativo, que tuvo como Guardián
de la Fe a Shoghi Effendi durante treintiséis años, y que cuenta con más de
cien mil localidades donde residen sus adherentes, a través del mundo. Estos,
llamados bahá'ís, están organizados en entidades locales dentro de las cuales
se aplican los preceptos sociales de la Fe. Por ejemplo, no solamente se evoca
la educación universal, sino que la Causa misma estable sus escuelas y propaga
la igualdad entre el hombre y la mujer, que conduce a la mujer entre otras
cosas, al derecho del sufragio y a ser elegida como miembro de las Asambleas
Espirituales (cuerpos administrativos bahá'ís).
RELACIÓN DE LA FE BAHÁ'Í CON EL
CRISTIANISMO
Como la Fe bahá'í conduce a la paz
universal duradera, por medio de la realización de la unidad del género humano
y de la solución de todo problema de orden económico y social, por
consiguiente, inicia una nueva era en el mundo, establece la justicia divina, o
tomando las palabras de Jesucristo: “El Reino de Dios en la Tierra”. Por
eso, la Fe bahá'í es el cumplimiento de todas las profecías bíblicas, tanto del
Antiguo como del Nuevo Testamento; Bahá'u'lláh (la Gloria de Dios) es el nuevo
Nombre del enviado de Dios, del Cristo descendido del cielo por segunda vez.
Las nubes del materialismo y de la
ignorancia de las cosas espirituales, que se interponen entre el hombre y la
refulgencia Gloria de Su celeste Majestad, impiden a la humanidad ver el
resplandor del Sol que nunca cesa de brillar. Pero para el que tiene ojos
espirituales, “al que venciere, Yo lo haré columna en el Templo de mi Dios, y nunca
más saldrá de allí; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, la nueva
Jerusalén, la cual desciende del Cielo de mi Dios, mi Nombre nuevo”.
Apocalipsis 3:12
Cuando su Santidad Jesucristo nos
anunció que Su Espíritu regresaría con un nuevo Nombre, dijo: “Aún
tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero
cuando venga el Espíritu de Verdad, Él os guiará a toda la Verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará
saber las cosas que habrán de venir”.
San Juan 16:12,13
De manera que ahora, en el Templo
Humano de Bahá'u'lláh, Él nos ha legado todos los conocimientos y mandamientos
que un mundo decadente y desorientado necesita para orientarse y organizarse.
Pues los problemas de un mundo complejo de dos mil años posteriores a
Jesucristo, son distintos de los problemas de esa antigua civilización; por
otra parte, la compresión del hombre moderno tiene veinte siglos de desarrollo
con respecto a esa época. Por eso Jesucristo no podía revelar muchos de sus
conocimientos, amonestaciones y mandamientos a la gente de Su época, de modo
que las nuevas enseñanzas de hoy día no Le contradicen, sino que constituyen el
complemento y la culminación de Su Misión educativa. Ni mucho menos se trata de
abrogar o echar al olvido las enseñanzas de Jesucristo. Él que no cree en
Jesucristo no ingresará a la Fe bahá'í…
“El cielo y la tierra pasarán, pero
Mis Palabras no pasarán”.
San Marcos 13:31
'Abdu'l-Bahá mismo escribió en la
Biblia del templo de la ciudad de Londres, donde lo llevara su devoto amigo, el
Arzobispo Wilburforce: “Este Libro es el santo Libro de Dios, de
inspiración celestial; el santo Libro de la Salvación, el Noble Evangelio. Es
el misterio del Reino y Su Luz; es la Divina Munificencia y el Signo de la
inspiración que viene de Dios”.
El Guardián de la Fe bahá'í, Shoghi
Effendi, afirma: “En lo que concierne a la posición del Cristianismo, se ha
dicho sin vacilación o equivocación, que su origen divino es incondicionalmente
reconocido, que la calidad de Hijo y Divinidad de Jesucristo es rotundamente
aseverada, que la inspiración divina del Evangelio es absolutamente reconocida,
que la realidad del misterio de la inmaculada concepción de la virgen María es
confesada y la primacía de Pedro, el Príncipe de los apóstoles, es mantenida y
defendida. El Fundador de la Fe Cristiana es designado por Bahá'u'lláh cómo el ‘Espíritu
de Dios’, es proclamado como ‘Aquél quien apareció del Hálito del Espíritu
Santo’, y es hasta enaltecido como la ‘Esencia del Espíritu’;
su madre es descrita como ‘Aquella velada e inmortal, aquel más
hermoso rostro’, y el rango de su Hijo elegido como ‘un
rango que ha sido enaltecido por sobre las imaginaciones de todos los que
habitan la tierra’, mientras Pedro es reconocido como uno cuya boca
Dios ha dado para manifestar los misterios de la sabiduría y de la revelación”.
“Sabe que cuando el Hijo del Hombre
exhaló Su último suspiro y se entregó a Dios”, Bahá'u'lláh ha atestiguado
además, “la creación entera lloró con gran llanto. Sin embargo, al
sacrificarse a Sí mismo, una nueva capacidad fue infundida en todas las cosas
creadas. Sus efectos, de los cuales dan testimonio todos los pueblos de la
tierra, están manifiestos ahora ante ti. La más honda sabiduría que los
eruditos hayan expresado, los más profundos conocimientos que mente alguna haya
descifrado, las obras de arte que las manos más diestras han producido, la
influencia ejercida por el más potente de los gobernantes, no son sino
manifestaciones de la fuerza vivificadora liberada por Su resplandeciente y
trascedente Espíritu que todo lo penetra.
Atestiguamos que cuando Él vino al
mundo, derramó el esplendor de Su gloria sobre todas las cosas creadas.
Mediante Él, el leproso se restableció de la lepra de la perversidad e
ignorancia. Por Él, el impuro y descarriado fueron curados. Mediante Su poder
nacido de Dios Todopoderoso, los ojos del ciego fueron abiertos y el alma del
pecador fue santificada.
La lepra puede ser interpretada
como cualquier velo que se interponga entre el hombre y el reconocimiento del
Señor, su Dios. Quienquiera se permita aislarse de Él, es realmente un leproso,
quien no será recordado en el Reino de Dios, el Poderoso, el Todo Alabado.
Atestiguamos que por medio del poder de la Palabra de Dios, todo leproso fue
purificado, toda enfermedad fue curada, y toda debilidad humana fue eliminada.
Es Él quien purificó el mundo. Bendito el hombre que con el rostro radiante se
ha vuelto a Él”.
VENDRÁ “LA MÁS GRANDE PAZ”
“No deseamos sino el bien de la
humanidad y la felicidad de las naciones… Deseamos que todas las naciones
tengan una religión común; que todos los hombres sean hermanos; que los lazos
de afecto y unidad entre los hombres sean más estrechos; que cese la diversidad
de religiones; que se anulen las diferencias de razas. ¿Qué mal hay en todo
esto? Pero así será; estas contiendas estériles, estas guerras devastadoras
pasarán para siempre, y vendrá ‘La Más Grande Paz’… Cesarán para siempre esas discordias,
luchas y derramamientos de sangre, y todos los hombres serán como miembros de
una misma familia… No os jactéis del amor que tenéis a vuestra patria; enorgulleceos
más bien del amor que tenéis a vuestros semejantes”.
Bahá'u'lláh
Vivir
la verdadera vida es:
“No causar a nadie dolor alguno.
Ser bondadoso con todo el mundo y
amar a nuestros semejantes con espíritu puro.
Si nos sucede oposición o injuria,
ser lo más bondadoso posibles y a pesar de todo, amar a la gente. Si existe la
calamidad en grado sumo, regocijarnos, porque estas cosas son los dones y los
favores de Dios.
Guardar silencio acerca de las
faltas de los demás; rogar por ellos y ayudarlos a enmendar sus faltas por
medio del amor.
Tener siempre en cuenta el lado
bueno de todas las cosas, no el malo. Si una persona tiene diez cualidades
buenas y una mala, mirad hacia las buenas y olvidad la mala. Y si una persona
tiene diez cualidades malas y una buena, mirad hacia ésta y olvidad las diez
malas.
No hablar nunca mal de otros,
aunque se trate de nuestros enemigos.
Ejecutar todas nuestras acciones
con espíritu de bondad.
Romper los lazos que nos unen a
nosotros mismos y a las cosas de la tierra.
Ser humildes.
Ser servidores los unos de los
otros y estar convencidos de que cada uno de nosotros es inferior a otro.
Ser un alma en muchos cuerpos;
porque mientras más nos amemos los unos a los otros, más próximos estaremos de
Dios; mas teniendo siempre en cuenta que nuestro amor y armonía y nuestra
obediencia deben ser hechos reales y no consistir en palabras.
Proceder con prudencia y sabiduría.
Ser hospitalarios.
Ser reverentes.
Dar salud a los enfermos; consolar
al triste; dar de beber al sediento agua pura y dar al hambriento pan
espiritual; ser como una estrella que sirva de guía en todos los horizontes;
ser una luz para toda lámpara y un heraldo para todos los que anhelan conocer el
Reino de Dios”.
'Abdu'l-Bahá,
en ‘Renovación
de la Civilización’
EXHORTACIÓN
“¡Oh pueblos! Las puertas del Reino
están abiertas. El Sol de la Verdad ilumina al mundo; los manantiales de la
vida corren continuamente. Han llegado los días primaverales de la Gracia; se
ve ya la más sublime de las Luces derramando sus resplandores en el corazón de
los hombres. Despertaos y escuchad la Palabra de Dios, que hace un Llamado a
todo el universo: ‘Venid a Mí, ¡oh hijos de los hombres! Venid a Mí los que
padecéis sed, y bebed del Agua que desciende abundantemente sobre la tierra’.
¡Ha llegado el momento! ¡Éste es el
momento propicio!
¡Volved la vista a los tiempos de
Cristo! Si el pueblo se hubiera dado cuenta que el Espíritu hablaba por los
labios divinos de Jesús, no hubieran transcurrido tres siglos si reconocerlo. Y
decid, ¿es natural que ahora, cuando el Padre anunciado por Cristo ha aparecido
entre nosotros y ha abierto la puerta sublime de los munificentes dones de Su
Divina Gracia, os encontréis, como quien dice, en lechos de pereza e
indolencia? No seamos como los pueblos del pasado, que fueron sordos a Su
Llamado y que ciegos no vieron Su Belleza. Esforcémonos en abrir nuestros ojos
para verle; esforcémonos en escuchar Sus Palabras; purifiquemos nuestros
corazones para que pueda habitar en nuestros templos.
Estos son días de fe y acción, no
son días de palabras vanas. Salgamos de la indolencia en que nos hallamos y
tratemos de imaginarnos el gran Banquete que se nos tiene preparado, del cual
comeremos primero nosotros, para dar después a los demás que tienen sed el Agua
de los Conocimientos, y a los hambrientos, el Pan de la Vida.
Estos días grandiosos pasan para no
volver jamás; de modo que mientras brille el Sol de la Verdad y esté manifiesto
el Centro de la Alianza, dediquémonos al trabajo porque poco después
sobrevendrá la noche y no ser fácil encontrar el Camino que conduce a la Viña.
Ha aparecido la Luz del Conocimiento;
ante ella desaparecerán las tinieblas de las supersticiones. Se aproximan las
Legiones sagradas de la Alianza Suprema a prestar su ayuda a todos aquellos que
se presentan para servir a Dios; para vencer y conquistar la Ciudad de los
Corazones, para unificar las almas y proclamar la Buena Nueva de la Venida del
Señor”.
'Abdu'l-Bahá
PALABRAS DE 'ABDU'L-BAHÁ
“Fijaos en la vela encendida que,
para mantener viva la llama, se consume gota a gota.
Los hombres superiores son aquellos
que aman a los demás hombres sin tener en cuenta su nacionalidad, credo ni
raza.
Una Manifestación de Dios es como
el sol, que tiene diferentes cénits; son distintos los lugares de donde se
levanta, pero el sol es siempre el mismo, las lámparas son diferentes, la luz
es una.
Los que aman a la humanidad, son
los hombres superiores, de cualquier nación, credo o color que éstos son”.
ALGUNAS DE LA ‘PALABRAS OCULTAS’ DE
BAHÁ'U'LLÁH
¡Oh Hijo del Espíritu!
Mi primer consejo es éste: Posee un
corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya una soberanía antigua,
imperecedera y sempiterna.
¡Oh Hijo del Espíritu!
Ante Mi vista lo más amado de todo
es la Justicia; no te apartes de ella si Me deseas, y no la descuides, para que
confíe en ti. Con su ayuda verás con tus propios ojos y no por los ojos de
otros y conocerás con tu propio conocimiento y no mediante el conocimiento de
tu prójimo. Pondera en tu corazón cómo que corresponde ser. En verdad, la
justicia es Mi don para ti y el signo de Mi amorosa bondad. Tenla pues ante tus
ojos.
¡Oh Hijo del Ser!
Ámame para que Yo te ame. Si tú no
Me amas, Mi amor jamás llegará a ti. Sábelo, oh siervo.
¡Oh Hijo del Ser!
Tú eres Mi lámpara y Mi luz está en
ti. Obtén de ella tu resplandor y no busques a nadie sino a Mí. Pues te he
creado rico y he derramado generosamente Mi favor sobre ti.
¡Oh Hijo del Espíritu!
Has de saber que, en verdad, aquél
que ordena a los hombres ser justos y él mismo comete iniquidad, no proviene de
Mí, aunque lleve Mi nombre.
¡Oh Hijo del Ser!
No atribuyes a ningún alma lo que
no quisieras que se te atribuyese a ti, ni digas aquello que no haces. Éste es
Mi mandamiento para ti; cúmplelo.
¡Oh Hijo del Altísimo!
He hecho de la muerte una mensajera
de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He hecho de la luz resplandezca sobre
ti. ¿Por qué te ocultas de ella?
¡Oh Hijo del Ser!
No te ocupes de este mundo, pues
con fuego probamos el oro, y con oro probamos a nuestros siervos.
¡Oh Hijo del Hombre!
Tú anhelas el oro y Yo deseo que te
libres de él. Te consideras rico al poseerlo y Yo reconozco tu riqueza en que
te purifiques de él. ¡Por Mi vida! Esto es Mi conocimiento y aquello tu
fantasía. ¿Cómo puede Mi propósito estar de acuerdo con el tuyo?
¡Oh Hijo del Ser!
Tu corazón es Mi morada;
santifícalo para Mi descenso. Tu espíritu es el lugar de Mi revelación;
purifícalo para Mi manifestación.
¡Oh Hijo del Hombre!
Escribe con la tinta de la luz, en
la tabla de tu espíritu, todo lo que te hemos revelado. Si no está en tu poder
hacerlo, entonces haz tu tinta de la esencia de tu corazón. Si no puedes
hacerlo, entonces, escribe con aquella tinta carmesí que ha sido derramada en
Mi sendero. Esto, en verdad, es más grato para Mí que todo lo demás, para que
su luz perdure para siempre.
¡Oh Hijo del Espíritu!
Rompe tu jaula y, como el fénix del
amor, remóntate al firmemente de la santidad. Renuncia a ti mismo y, lleno con
el espíritu de la misericordia, habita en el Reino de la Santidad Divina.
¡Oh Mi Siervo!
Los más viles entre los hombres son
aquellos que no dan ningún fruto en la tierra. Tales hombres son en verdad
considerados entre los muertos; es más, ante la vista de Dios, mejores son los
muertos que esas almas ociosas y despreciables.
ESTAD ATENTOS ETERNAMENTE A DIOS
“Pon ante tus ojos la infalible
Balanza de Dios, y como si estuvieras en Su Presencia, pesa en esa Balanza tus
acciones cada día, cada momento de tu vida… Vuelve entonces y aférrate
enteramente a Dios, y limpia tu corazón del mundo y todas sus vanidades, y no
permitas que el amor hacia un extraño entre y more en él. Mientas no hayas
purificado tu corazón de todo vestigio de ese amor, el brillo de la Luz de Dios
no podrá derramar Su resplandor sobre él, porque Dios no ha dado a nadie más
que un solo corazón. Verdaderamente, esto ha sido decretado y escrito en Su
antiguo Libro. Y ya que el corazón humano, como ha sido modelado por Dios, es
uno e indiviso, te incumbe cuidar que sus afectos sean también, uno e
indivisos. Aférrate, por tanto, con todo el afecto de tu corazón a Su amor, y deslígalo
del amor de cualquier otro fuera de Él, para que Él te ayude a sumergirte en el
Océano de Su Unidad, y te permita ser un verdadero sostenedor de Su Unicidad…
Pasajes de
los Escritos de Bahá'u'lláh, CXIV
DE LAS ‘PALABRAS DE SABIDURÍA’ DE
BAHÁ'U'LLÁH
La fuente
de todo Bien es la confianza en Dios, sumisión a Sus Mandatos y complacencia
con Su Santa Voluntad y agrado.
La esencia
de la Sabiduría es el temor a Dios, terror a Su azote y castigo, y aprehensión
de Su Justicia y Decreto.
La esencia
de la Religión es atestiguar lo que el Señor ha revelado y seguir lo que Él ha
ordenado en Su Poderoso Libro.
La fuente
de toda Gloria es aceptar todo aquello que el Señor ha conferido, y contentarse
con lo que Dios ha ordenado.
La esencia
del Amor es para el hombre dirigir su corazón hacia el Amado, y desprenderse de
todo menos de Él, y no anhelar nada que no sea el deseo del Señor.
La
verdadera Recordación es hacer mención del Señor, el Todo Alabado, y olvidar todo
lo que no sea Él.
La
verdadera Confianza para el siervo es ejercer su profesión y vocación en este
mundo, sujetarse al Señor, y no buscar nada salvo Su favor, puesto que en Sus
manos está el destino de todos Sus siervos.
La esencia
del Entendimiento es atestiguar nuestra propia pobreza y someternos a la
Voluntad del Señor, el Soberano, el Benévolo, el Todopoderoso.
La fuente
del Valor y del Poder es la promoción de la Palabra de Dios, y la constancia en
Su Amor.
La esencia
de la Caridad es para el siervo expresar las bendiciones de su Señor y darle
gracias en todo momento y bajo todas las circunstancias.
La esencia
de la Fe es ser parco en palabras y abundante en hechos; aquél cuyas palabras
exceden a sus hechos, sabed, en verdad, que su muerte es mejor que su vida.
La esencia
de la verdadera Seguridad es guardar silencio, mirar el fin de las cosas y
renunciar al mundo.
La
Magnanimidad comienza cuando el hombre gasta su fortuna en sí mismo, en su
familia y en los pobres entre los hermanos de su Fe.
La esencia
de la Riqueza es el amor por Mí; aquél que Me ama es el poseedor de todas las
cosas, y aquél que no Me ama es, en verdad, de los pobres e indigentes. Esto es
lo que el Dedo de la Gloria y Esplendor ha revelado.
La fuente
de toda Maldad para el hombre es alejarse de su Señor y dedicar su corazón a
las cosas profanas.
El Fuego
más ardiente es cuestionar los Signos de Dios, disentir ociosamente con lo que
Él ha revelado, negarle y mostrarse orgulloso frente a Él.
La fuente
de toda Erudición es el Conocimiento de Dios, exaltada sea Su Gloria, y ello no
puede ser alcanzado sino por el Conocimiento de Su Divina Manifestación.
La esencia
de la Bajeza es abandonar el amparo del Misericordioso y buscar el abrigo del
Malvado.
La fuente
del Error es no creer en el Único Dios verdadero, confiar en lo que no sea Él y
huir de Su Decreto.
Verdadera
Pérdida es para aquél cuyos días se han consumido en extrema ignorancia de su
propio yo.
La
esencia de Todo lo que Nos hemos revelado para ti, es la Justicia; representa
para el hombre la liberación de la ociosa fantasía y la imitación, saber
discernir con el ojo de la unidad Su gloriosa Obra, e investigar todas las
cosas con ojo escrutador.
De
este modo te hemos instruido, y te hemos manifestado Palabras de Sabiduría,
para que puedas estar agradecido al Señor tu Dios, y gloriarte de ello entre
todos los pueblos.
Tablas de
Bahá'u'lláh
UNIDAD EN DIVERSIDAD
“Que no haya recelos en cuanto al
propósito que anima la Ley universal de Bahá'u'lláh. Lejos de atentar contra
los fundamentos actuales de la sociedad, propone extender su base, reconstruir
sus instituciones de una manera que las instale de acuerdo con las necesidades de
un mundo que está siempre en un proceso de transformación. No puede crear
conflictos con alianzas legítimas ni puede minar lealtades esenciales. Su
propósito no es el de ahogar la llama de un sano e inteligente patriotismo en
los corazones de los hombres, ni el de abolir el sistema de autonomía nacional,
tan esencial si los peligros de excesiva centralización han de ser evitados, no
ignora ni trata de suprimir la diversidad de orígenes étnicos, clima, historia,
lengua y tradición, pensamientos y costumbres que sirven para diferenciar entre
sí a los pueblos y naciones del mundo. Demanda una lealtad más amplia y una
aspiración mayor que todas las que hasta ahora han animado a la raza humana.
Insiste en la subordinación de los impulsos e intereses nacionales a las
demandas imperativas de un mundo unificado. Repudia por un lado la
centralización excesiva, su santo y seña es ‘unidad en diversidad’. Tal como lo
ha explicado 'Abdu'l-Bahá mismo:
‘Contemplad
las flores en un jardín. Aunque distintas de origen, de color y de forma, ya
que son vivificadas por el agua de la misma fuente, refrescadas por el soplo
del mismo viento, fortalecidas por los rayos del mismo sol, esta misma
diversidad acrecienta su encanto y aumenta su hermosura. ¡Cuán desagradables a
la vista serían si todas las flores, las plantas, las hojas y los capullos, las
frutas, las ramas y los árboles de aquel jardín tuviesen la misma forma y color!
La diversidad de colores y de formas enriquece y adorna el jardín y realza su
efecto. Del mismo modo, cuando se reúnan diversos pensamientos, temperamentos y
caracteres, bajo el poder y la influencia de una agencia central, la hermosura
y la gloria de la perfección humana se revelarán y manifestarán. Nada menos que
la potencia celestial del Verbo de Dios, el que domina y trasciende las
realidades de todas las cosas, es capaz de armonizar los divergentes pensamientos,
sentimientos, ideas y convicciones de los hijos de los hombres’”.
Shoghi Effendi
PALABRAS DE BAHÁ'U'LLÁH
“Pronto el orden actual será
enrollado y uno nuevo será desplegado en su lugar. De cierto, vuestro Señor
habla la verdad y es el Conocedor de cosas no vistas.
Incumbe a cada ser humano en este
Día, poner toda su confianza en las múltiples generosidades de Dios y
levantarse para diseminar, con suma sabiduría, las verdades de Su Causa. Entonces,
y sólo entonces, toda la tierra será envuelta por la Luz matinal de Su
Revelación.
Levantaos, oh pueblo, anticipándoos
a los días de la Justicia divina, porque la Hora Prometido ha llegado. Estad
alerta, no sea que no comprendáis su importancia y seáis contados entre los
descarriados.
No mires a las criaturas de Dios
sino con ojos de bondad y misericordia, porque nuestra amorosa Providencia ha
penetrado en todas las cosas creadas y nuestra Gracia ha envuelto la tierra y
los cielos. Este es el Día en el cual los verdaderos siervos de Dios participan
de las Aguas vivificadoras del la reunión, Día en que los que están cerca de Él
pueden beber de las corrientes tranquilas del río de la inmortalidad.
Tan ciego se ha vuelto el corazón
humano que ni la desintegración de la ciudad, ni la reducción de la montaña a
polvo, ni siquiera el agrietamiento de la tierra, pueden sacarle de su letargo.
Las alusiones hechas en las Escrituras han sido descifradas y los signos allí
registrados han sido revelados y el llamado profético es proclamando
continuamente. ¡Y, sin embargo, todos, salvo aquellos que Dios ha querido
guiar, están aturdidos en la embriaguez de su negligencia!
Dios al enviar Sus Profetas a los
hombres tiene dos propósitos. El primero es liberar a los hijos de los hombres
de la oscuridad de la ignorancia y guiarlos a la luz del verdadero
entendimiento. El segundo es asegurar la paz y tranquilidad del género humano y
proveer todos los medios por los cuales pueden ser éstas establecidas.
Guardaos, oh creyentes en la unidad
de Dios, no sea que os sintáis tentados de hacer cualquier distinción entre las
Manifestaciones de Su Causa, o discriminación contra los signos que han
acompañado y proclamado Su Revelación. Esto es, en verdad, el verdadero
significado de la Unidad Divina, si es que sois de aquellos que perciben y
creen en esta Verdad”.
ALGUNAS ORACIONES BAHÁ'ÍS
¿Quién
libra de las dificultades salvo Dios? Di: ¡Alabado sea Dios! ¡Él es Dios! Todos
somos Sus siervos y todos nos atenemos a Su Mandato.
El Báb
Soy
testigo, oh mi Dios, de que Tú me has creado para conocerte y adorarte.
Atestiguo en este momento mi impotencia y Tu poder, mi pobreza y Tu riqueza.
No hay
otro Dios más que Tú, el que Ayuda en el Peligro, Quien Subiste por Sí Mismo.
¡Oh
Dios! Refresca y alegra mi espíritu. Purifica mi corazón. Ilumina mis poderes.
Dejo todos mis asuntos en tus manos. Tú eres mi guía y mi refugio. Ya no estaré
triste ni afligido; seré un ser feliz y alegre. ¡Oh Dios! Ya no estaré lleno de
ansiedad, ni dejaré que las aflicciones me fatiguen, ni que me absorban las
cosas desagradables de la vida.
¡Oh
Dios! Tú eres más amigo mío que yo lo soy de mi mismo. A Ti me consagro, oh
Señor.
'Abdu'l-Bahá
¡Oh
mi Dios, mi Maestro, y el Objeto de mi deseo! Éste siervo Tuyo desea dormir al
amparo de Tu misericordia, y reposar bajo el dosel de Tu gracia, implorando Tu
cuidado y Tu protección.
Yo
Te ruego, oh mi Señor, por Tu ojo que no duerme, que guardes los míos para que
no miren a otro fuera de Ti. Fortalece pues su visión, para que puedan
distinguir Tus signos y contemplar el horizonte de Tu Revelación. Tú eres
Aquél, ante Cuya Omnipotencia, al revelarse, la quintaesencia del poder se ha
estremecido.
No
hay Dios sino Tú, el Todopoderoso, el que Todo lo Subyuga, el Libre.
Bahá'u'lláh
¡Oh Dios, mi Dios! Escuda a Tus
siervos leales contra los males del egoísmo y de la pasión. Protégelos con el
ojo avizor de Tu cariñosa bondad de todo rencor, odio y envidia, ampáralos
dentro de la inexpugnable fortaleza de Tu Causa y, libres de los dardos de la
duda, hazlos las manifestaciones de Tus gloriosos Signos, ilumina sus rostros
con los refulgentes rayos emanados de la Aurora de Tu Divina Unidad, alegra sus
corazones con los Versos revelados desde Tu sagrado Reino, fortalece sus
espaldas con Tu Poder que todo lo domina proveniente de Tu Reino de Gloria. Tú
eres el Todo Generoso, el Protector, el Todopoderoso, el Benévolo.
'Abdu'l-Bahá
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Para más
información: www.librosbahais.com
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